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El "escandaloso" beso con Aldo Miyashiro

Publicado: 2011-02-21

Lo que pudo convertirse en un recuerdo más de mis provocadoras reconfortantes misiones como activista del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) terminó en un paso contra la homofobia que nos trasladó a las páginas de espectáculos: Aldo y yo nos dimos un pico.

La producción de Enemigos Públicos me invitó el jueves para repetir en vivo y para todo el país la pelea el debate que el día anterior tuve con Philip Butters que insistía en patearnos si nos besábamos frente al nido de su hija pero, ante su ausencia en el set, compartí una divertida entrevista con Aldo Miyashiro, Mónica Cabrejos y Carla Barzotti. Todos juntos y abrazados en un fin cálido pero sentenciado a pasar al olvido escuchamos al público que chacoteramente pedía un beso entre el barrabrava y la marica activista con aire a Beto Ortiz.

El pico que nos trasladó a las páginas de espectáculos de los diarios sensacionalistas ha sido entendido por los coleguitas como un circo que desmerece la ardua lucha hacia la igualdad o, simplemente, como una estrategia más en la guerra por el rating. Acá algunas claves para entender el pico en su real dimensión transformadora:

La marica chotea y decide. Contra el mito que nos convierte a las locas en seres desesperados por un hombre, no puse los labios a la primera sino que respondí que el beso “debía ser luego”, y que a pesar que Aldo no es mi tipo estaba dispuesto a darle un pico porque las del MHOL no discriminamos. Nunca a la primera, siempre a la segunda y como las maricas queremos, ni más ni menos.

El macho nunca teme. Aldo no es solo un hombre del teatro, sino que está tan seguro de su masculinidad que en ningún momento se ve amenazado por la posibilidad del beso amariconado y reta a los policías a que se achoren con él como lo hicieron con las parejas de lesbianas y gays que se besaron el sábado 12. Incluso juega con su público preguntando el tipo de beso que querían ver y luego del pico responde “¿qué pasa? ¡no pasa nada!”.

El público manda pero también teme. No fueron gratuitos los silbidos ni los “sau” de algunos miembros del público cuando entré esa noche al estudio ni mucho menos cuando bromeábamos con mi parecido a Beto Ortíz que es tan rico como antipático, y quizás por eso el nerviosismo ante la forma en que este beso cuestiona su masculinidad los llevó a grititos y risas. ¿Podrán ser todos tan machitos como el barrabrava que dio un pico a la loca y lo celebró?

Tener un amigo maricón no basta. Las maricas escuchamos siempre que nadie es homofóbico y que incluso una de las nuestras es mejor amiga de usted, querido y guapo lector, pero el problema viene cuando nos atrevemos a visibilizarnos y a hacer "escándalo". Cuestionando ese lugar tan común, fue muy potente y movilizador que Aldo lanzara una pregunta advirtiendo que hablaría “como el homofóbico más homofóbico” a lo Philip Butters.

De la Catedral a la televisión. Lo que no está en Google no existe, pero lo que no está en televisión no es importante. Por eso ha sido vital llevar nuestros besos provocadores de cambio de los sacrosantos escalones de la Catedral (que es vía pública y nos pertenece a todos) a la casa de miles de peruanos a través de la tele en un contexto en el que algunitos preferirían que nos besemos en nuestros clósets o ataúdes. El pico en televisión abierta es una forma de decir que no tenemos que pedir permiso para besarnos donde y cuando nos dé la gana.


Escrito por

Gio Infante

Activista marica, periodista sadomasoquista y antifujimorista.


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Gio Infante

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